La historia del popular juego ‘Piedra, papel o tijera’ se hunde en la misteriosa noche de los tiempos. Desde el lejano Oriente nos llegan ecos de aquel ejercicio de combinaciones que servía para dirimir disputas entre campesinos y que, devnido en juego infantil, a muchos nos ha hecho ganar o perder el bocadillo y el orgullo en el patio del colegio.

Pero ya no es un juego de niños. En concreto, desde 2002, cuando Douglas y Graham Walker, dos hermanos canadienses, decidieron abrir un bar en Toronto: el RPS (en las siglas en inglés de ‘Rock, paper, scisors’; PPT si fuera en español). Fue entonces cuando el juego dio el salto a lo profesional.

Todo comenzó como una actividad para atraer clientes que en poco tiempo se les fue de las manos (ejem). Lo llamaron ‘Campeonato del Mundo de Piedra, Papel o Tijera’, aunque su objetivo no era otro que vender más cerveza que un sábado normal. Sin embargo, el éxito de la iniciativa y el filón para medios como CNN o ESPN, que se hicieron eco del torneo, les hizo crecer como la espuma.

Bud Light, la popular cerveza americana, patrocinó el campeonato canadiense en 2006 con 50.000 dólares en premios. Aunque, pese la seriedad que pueda parecer que da el montante, los torneos han derivado en una fiesta de disfraces, grandes ingestas de cervezas y una dosis importante de sano frikismo. De hecho, el torneo de los hermanos Graham ha sido descrito como “una mezcal de Mardi Gras con una convención de Star Trek, con grandes cantidades de alcohol”. Los participantes, ataviados con sus respectivos disfraces, muchos de ellos trajes regionales o nacionales, se ponen además motes para competir que trascienden la personalidad del lanzador de dedos.

La popularidad del deporte creció con los años. Multitud de ligas locales se crearon y, en 2007, el deporte profesional dio el salto al Reino Unido, que desde entonces celebra su campeonato anual. El libro Guinness de los Records también se ha hecho eco del fenómeno, celebrando el pasado 17 de el mayor torneo de la historia en Indianapolis con 2.950 participantes.

Pero, ¿qué tiene el juego para que traiga de cabeza a tanta gente? La respuesta de los propios jugadores, que por momentos se llegan a comparar con las estrellas del poker, o con los porteros del fútbol cuando tratan de adivinar hacia dónde irá un penalti, suele referirse a la capacidad de calcular las diferentes combinaciones en una tanda de ocho lanzamientos. Cómo los jugadores ‘profesionales’ realizan gambitos tipo piedra-piedra-piedra-piedra-piedra-piedra-piedra-papel. O tijeras-tijeras-piedra-piedra-piedra-piedra-papel-papel. De este modo se anticipan al rival neófito, confundiéndolo.




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