Los amantes del sushi aumentan cada día y con ese aumento crece también su nivel de exigencia. Para los ajenos a esta forma de alimentación (o sea, yo) sigue siendo arroz blanco con cosas, envuelto en otra cosa negra que no es igual que las otras cosas, porque es negra, aunque decirlo en alto supone ser víctima de una explicación larga y tediosa que exige a su vez un mínimo de siete gestos de entendimiento y dos "qué fuerte, ¿no?"

Ante esa situación la única defensa es probar el sushi, disfrutarlo y entenderlo. Una vez hayamos superado ese paso llegará la hora de dar una bofetada en la cara a todos esos que presumían de sushi y prepararlo en casa con nuestros propios ingredientes (¿he oído Doritos?). Para ello necesitaremos el Sushezi, una especie de bazooka que fabrica sushi en grandes cantidades.

El proceso es muy sencillo; sólo hay que preparar el arroz blanco al estilo japonés, poner un poco de aceite para lubricar el tubo y rellenarlo con los ingredientes que se te antojen. Cierra el aparato y empuja el émbolo para que salga el rollo de arroz por el tubo. Dejar sobre una hoja de alga para posteriormente enrollarlo y cortarlo en rodajas. Listo para servir acompañado de salsa de soja, wasabi y alioli. Por aquello de innovar.



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