Tricia Somers fue diagnosticada con una rara forma de cáncer, de muy mal pronóstico. Cuando se recuperaba de un procedimiento en el hospital de Harrisburg, en Pensilvania, conoció a una enfermera que cambiaría su vida. Y decidió pedirle un gran favor. Su ángel de la guarda, como ella la llama, cumplió eso y mucho más:
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