La luna se “comió” al sol este viernes durante el eclipse solar, deslucido en muchas partes del hemisferio norte por un tiempo nuboso, por lo que solo algunos privilegiados pudieron admirar el espectáculo desde un archipiélago remoto del Ártico o a bordo de un avión.

Las poblaciones de Europa, el noroeste de África y de Asia y Oriente Medio esperaban contemplar a placer el fenómeno, pero en la mayoría de los casos han sido las nubes y no la luna las que han escondido al astro rey.

Así, a mucha gente residente en el Reino Unido, España o Francia se les ha arruinado la fiesta, y solo algunos privilegiados han podido sortear las nubes y contemplar desde un avión el “sol negro”.

Previo pago de varios cientos de euros por cabeza, 50 daneses se montaron a bordo de un Boeing 737 fletado especialmente para la ocasión.

Aunque incluso allí se enfrentaron a algunos inconvenientes: “Desde el suelo, se puede oír a los pájaros comportarse de forma distinta y sentir cómo cae la temperatura”, explicaba a la AFP uno de los pasajeros, Valentin Mikkelsen, antes de subir al aparato.

Por décima vez desde el inicio del siglo XXI, hubo eclipse solar total, aunque solo pudo verse el fenómeno íntegro desde territorios remotos del planeta.













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