Se trata de los granos de café que, después de ser lavados y tostados, se convierten en una de las variedades más cotizadas del mundo, con precios totalmente desorbitados. El creador del Blacky Ivory, como se conoce a este selecto café, es un empresario canadiense que viajó a Tailandia en busca de nuevas vías de negocio.
Por su mente pasaron todo tipo de animales, aunque fue el elefante el que más confianza le despertó. Según recogen diversos medios, Blake Dinkin probó dándoles los granos de café a los elefantes, pero el resultado que obtuvo no era precisamente el esperado. Sin embargo, después de nueve años consiguió el lujoso Blacky Ivory.
Al parecer, los granos de café que ingieren los elefantes se marina con el resto de alimentos que consumen los animales y adquiere un sabor especial. Además, los jugos gástricos actúan eliminando el típico gusto amargo.
Para los bolsillos más abultados y los paladares más exquisitos, una taza de este café se paga a más de 40 euros la taza.