¿Cómo lo hicieron?
Los investigadores japoneses desarrollaron esta tecnología usando un láser que dispara ráfagas ultracortas de luz con una duración de femtosegundos (la milbillonésima parte de un segundo). En ese corto espacio de tiempo, el láser se concentra en una región de las moléculas de aire y les da suficiente energía para que ionicen, es decir, liberen un electrón y emitan luz.
Esta mezcla concentrada de partículas positivas y negativas se denomina plasma y cuando entra en contacto con la piel humana, el holograma detecta las vibraciones de las moléculas de aire.
Yoichi Ochiai, el coordinador de la investigación, afirmó que tocar las imágenes se siente como papel de lija, aunque el resto de sus colaboradores lo comparó con una descarga estática.
Imágenes perjudiciales
Si bien empresas como Aerial Burton 3D ya había desarrollado este tipo de tecnología, las imágenes podían causar quemaduras en la piel o daños en los ojos. Sin embargo, los investigadores japoneses descubrieron que la clave estaba en la frecuencia del disparo del láser e idearon una manera de que los hologramas sean inofensivos.
En vez de liberar pulsos con una duración de nanosegudos, aumentaron la frecuencia a femtosegundos. A esa velocidad, la luz de cada píxel sigue siendo visible, pero está por debajo de la intensidad necesaria para dañar la piel o los ojos.
A pequeña escala
Debido a que la frecuencia de las ráfagas de luz es muy rápida, las imágenes creadas alcanzaron apenas un centímetro cúbico de tamaño. De todas formas, los investigadores afirmaron que hay un importante potencial para aumentar la escala de estos hologramas ya que se crean con la ayuda de reflejos.