La morfina es uno de los analgésicos más utilizados en caso de dolores fuertes o en que se requiera un control de dolor de forma prolongada, ya sea en hospitalización o bajo asistencia médica. Es un derivado del opio que ha sido sintetizada para ofrecer una cantidad adecuada y pareja, es decir, solo la dosis justa, ya que en exceso puede provocar sobredosis e incluso la muerte. Conozcamos la historia de la morfina y su invención.

Cómo nació la morfina
La morfina es una droga artificial, basada en el opio, que se extrae de una planta conocida como adormidera, muy similar a la amapola. El opio fue utilizado por diferentes culturas milenarias, tanto con fines recreativos como médicos. A lo largo de los años se fueron descubriendo nuevas propiedades del opio, convirtiéndose en un bien muy preciado.

El opio está compuesto por diferentes sustancias, entre ellas el fenantreno de opio, del cual deriva la morfina. El padre de la morfina fue Friedrich Sertürner, un farmacéutico alemán que, cansado de lo impredecible que resultaba el uso del opio por parte de los doctores, dado que era muy difícil dar con la cantidad correcta, decidió crear una dosis estandarizada mediante la síntesis su principal ingrediente.

Sertürner obtuvo pequeños cristales amarillos, los cuales sumergió en agua con amoniaco creando un sustancia alcaloide. Mediante diversos experimentos en animales logró dar con la dosis justa que, además de evitar efectos secundarios en los pacientes, cumpliera con el objetivo principal de esta droga: tratar dolores insoportables.

En pruebas con humanos, él mismo se aplicó morfina para tratar un dolor dental y de manera controversial, probó la morfina en niños, demostrando que era una droga efectiva y segura.

La morfina como fármaco

Pasaron varios años para que la morfina interesara a los laboratorios y comenzara a ser producida de forma comercial. Eso si, su uso se vio complicado al detectar que podía generar dependencia. Los laboratorios intentaron darle varios usos a la morfina, desde analgésico a sustituto para tratar adicciones.

En 1853 se logró que la morfina fuese un fármaco inyectable, lo que aumentó fuertemente su efectividad. Durante diferentes guerras se comenzó a utilizar la morfina en los soldados heridos, pero recién a inicios del siglo XX se masificó. La morfina hoy es considerada como una droga controlada, ello por su uso recreacional y el causar adicción.

Actualmente, la morfina se elabora en forma de polvo, que es mezclada con solución salina. Su uso se da en hospitales de todo el mundo, aunque no a largo plazo, para evitar adicciones. Además, también se le utiliza en pacientes terminales. Como este fármaco, que cae en la familia de los opioides, produce depresión respiratoria, es necesario controlar al paciente.

En la mayoría de los países la morfina es un fármaco controlado y su venta y distribución se hace bajo estrictas medidas de seguridad. Actualmente se buscan formas de crear morfina sintética, que produzca los mismos efectos analgésicos sin el peligro de se adictiva o provocar ese efecto alucinógeno, haciendo esta droga más segura.





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