Asustada y probablemente con mucho dolor, esta cría de ardilla gritaba por ayuda para que alguien la salvara. Colgaba en el aire sólo sostenida por una espina que tenía enterrada en la piel y la mantenía en altura y, aunque es difícil imaginar cómo llegó allí, es posible que la pobre cría haya caído desde su refugio en lo alto del árbol y esa gran espina fue lo único que evitó que sufriera un trágico final.
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