“Quería conseguir una foto de la zambullida perfecta, totalmente directo y sin salpicar, y eso conllevó no solo estar en el sitio exacto y tener buena suerte, sino también que el ave lo hiciera perfectamente,” dijo McFayden a The Herald Scotland. “A menudo iba y hacía 600 fotos en una sola sesión, y ni una de ellas era buena. Pero ahora miro los miles y miles de fotos que he hecho para conseguir esta imagen y me doy cuenta del trabajo que realizado para lograrlo.”
McFayden también lleva un negocio en el que vende escondites para fotógrafos de la vida salvaje, y fue su abuelo quien le inspiró este amor por la fauna y la naturaleza: “Recuerdo a mi abuelo llevándome a ver nidos de martín pescador, y recuerdo quedarme asombrado con la magnificencia de los pájaros. Así que cuando empecé con la fotografía, volví al mismo lugar para retratar a los martines pescadores.”
Otras fotos del paciente fotógrafo:
