Estimado amigo lector de AdictaMente:

"Hoy no podemos estar juntos, pero las palabras insisten en ir hasta ti. Yo no soy quién para prohibirles volar, así que aquí van. Ellas quieren decirte, simplemente: gracias".

Gracias porque en las horas más complicadas tu fuiste el motivo por el que entré a esta página a publicar cosas que me apartaban de la realidad muchas veces jodida que debí soportar en este año que se termina.

Gracias por ese apoyo diario de venir hasta aquí, y leer lo que con gusto recojo para ti.


Gracias por darme un motivo de alegría cotidiano, y por permitirme, durante algunos minutos ser parte de tu tiempo.

Hay tantas cosas que a uno le gustaría que se convirtieran en realidad en la vida de cada uno, pero hay tanta certeza de lo imposible de esos deseos, que muchas veces ellos (los deseos) suenan huecos y hasta sin sentido. Por eso para el año que viene se me ocurre que un delirio, en lugar de un deseo, es algo mucho mas apropiado. Por eso comparto contigo, este "Derecho al Delirio":

Aunque no podemos adivinar el tiempo que será,
sí que tenemos al menos el derecho de imaginar
el que queremos que sea.
Las Naciones Unidas ha proclamado
extensas listas de derechos humanos,
pero la inmensa mayoría de la humanidad
no tiene más que el derecho
de ver, oír y callar.
¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado
derecho de soñar?
¿Qué tal si deliramos por un ratito?,
al final de este año,
vamos a clavar los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible:
"El aire estará limpio de todo veneno que no venga
de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
La gente no será manejada por el automóvil,
ni será programada por la computadora,
ni será comprada por el supermercado,
ni será mirada por el televisor.
El televisor dejará de dejará de ser
el miembro más importante de la familia.
La gente trabajará para vivir,
en lugar de vivir para trabajar.
Se incorporará a los códigos penales
el delito de estupidez,
que cometen quienes
viven por tener o por ganar,
en vez de vivir
por vivir nomás.
Como canta el pájaro,
sin saber que canta,
y como juega el niño,
sin saber que juega.
En ningún país irán presos los muchachos
que se nieguen a cumplir el servicio militar,
sino los que quieran cumplirlo.
Los economistas no llamaran nivel de vida
al nivel de consumo;
ni llamarán calidad de vida
a la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán
que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán
que a los países les encanta ser invadidos.
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres,
sino contra la pobreza.
Y la industria militar no tendrá más remedio
que declararse en quiebra.
La comida no será una mercancía,
ni la comunicación un negocio.
Porque la comida y la comunicación
son derechos humanos.
Nadie morirá de hambre,
porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados
como si fueran basura,
porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados
como si fueran dinero,
porque no habrá niños ricos.
La educación no será el privilegio
de quienes puedan pagarla,
y la policía no será la maldición
de quienes no puedan comprarla.
La justicia y la libertad,
hermanas siamesas,
condenadas a vivir separadas,
volverán a juntarse,
volverán a juntarse bien pegaditas,
espalda contra espalda.
Muchos locos alrededor del mundo
serán un ejemplo de salud mental,
porque se niegan a olvidar
en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La perfección,
la perfección seguirá siendo
el aburrido privilegio de los dioses.
Pero en este mundo,
en este mundo chambón y jodido,
cada noche será vivida
como si fuera la última,
y cada día como si fuera el primero."



Feliz 2016.

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