Siempre hemos sentido auténtica fascinación por aquello que ocurre sobre nuestras cabezas. El ser humano siempre ha vivido con la firme intención de separar sus pies del suelo, y quizá por esto nos quedamos embelesados mirando al cielo e imaginando mil y un viajes espaciales, volando solo con la protección de un paracaídas o, simplemente, surcando el cielo a bordo de un avión. Por si el atractivo de movernos por el aire fuera poco, en el cielo presenciamos fenómenos tan increíblemente bellos que resulta imposible no alzar la vista para quedarnos embobados.

Uno de los más impresionantes son los ‘wingtip vortices’, también conocidos como torbellinos de punta de ala o estelas turbulentas, un fenómeno en el que una masa de aire gira sobre un eje y crea una figuras tan majestuosas como improvisadas. Eso sí, más allá de la belleza estética de estos torbellinos que se generan al paso de las imponentes aeronaves, pueden resultan sumamente perniciosos.

Las estelas turbulentas se producen justamente en el vórtice, en los extremos de las alas, donde confluyen dos corrientes de aire de distinta presión. La razón por la que inmensas estructuras de metal son capaces de surcar los cielos de este mundo no es otra que el vacío que se genera sobre los alerones de un avión permitiendo que este pueda elevarse. Ese desequilibrio en la presión sufre una variación en la punta de las alas, cuando la alta y la baja presión confluyen. En ese momento, el aire de abajo tenderá a subir.

Esto, unido a que el aire se riza sobre sí mismo en ese instante, provoca que se generen estos torbellinos, que se dan en toda la superficie del ala y que se hacen más visibles cuando llegan al extremo. Es entonces cuando la presión aumenta y se producen las llamadas estelas turbulentas.

La inclinación de las alas del avión juega un papel importante para que se produzcan estas figuras artísticas, de ahí que tengan lugar en mayor medida tanto en los despegues como en los aterrizajes. Durante el vuelo, cuando el aeroplano mantiene una posición más horizontal, sin demasiada inclinación, resulta mas complicado que se produzcan los ‘wingtip vortices’. Además, son más espectaculares cuanto más grande es el avión y, por lo tanto, el tamaño de sus alas.

La única forma de verlo con lo pies sobre el suelo es que la estela se produzca con nubes de por medio, pues será en ellas donde se generen los torbellinos. Es más, con las condiciones meteorológicas adecuadas, si nos situamos cerca del punto en que el avión aterriza, podremos no solamente ver esas estelas sino también escuchar el peculiar zumbido que provoca el fenómeno, que dura apenas unos segundos.

A pesar de lo fascinantes que resultan estas ondas que se crean en las nubes, lo cierto es que entrañan ciertos riesgos. Aunque su trayectoria y duración depende del viento, de la presión y la densidad del aire, las estelas turbulentas podrán perjudicar al resto de aeronaves que realicen la misma ruta que el avión que ha generado estos torbellinos, ya sea en la misma trayectoria o por debajo de la misma.

Y no solo eso. La aeronave tiene que consumir más energía para superar esa masa de aire. Por ello, para evitar que estos torbellinos de punta de ala se formasen perjudicando no solo al avión en cuyas alas se producía, sino también a otros que surcasen su misma ruta, el ingeniero británico Frederick W. Lanchester pergeñó a finales del siglo XIX una forma de atajar este fenómeno.

Si lo que sucedía era que dos corrientes de aire distintas entraban en contacto, tan solo había que poner una barrera. Así fue como surgieron los dispositivos de punta alar o ‘winglets’, que hacían que el último tramo del ala estuviera en posición vertical para así acabar con la corriente ascendente, reducir la resistencia al viento y evitar malgastar energía, al tiempo que se aportaba estabilidad a la hora de maniobrar.

Aunque hayasen la solución para evitar que se generasen las estelas turbulentas, todavía podemos encontrarlos en algunas ocasiones. Siempre que el avión no cuente con los ‘winglets’ y se den las condiciones atmosféricas adecuadas, en el cielo aparecen estas majestuosas obras artísticas realizadas por gigantescos aviones de varias toneladas de peso. Razón por la cual, queramos o no, seguiremos mirando al cielo.



Con la tecnología de Blogger.