Rosalie Blum, de Camille Jourdy
Parece una historia de detectives, o una historia de personas que se obsesionan con otras personas y las espĆan hasta en sus momentos mĆ”s Ćntimos, pero en realidad todo el escenario de Rosalie Blum es un pretexto, una excusa para construir una de las historias de amor mĆ”s raras y sinceras que existen. Entre las pĆ”ginas de este cómic nada es lo que parece⦠hasta que Camille Jourdy se topa con nuestros sentimientos.
Oona y Salinger, de FrƩdƩric Beigbeder
FrĆ©dĆ©ric Beigbeder dijo una vez que āEl amor dura tres aƱosā. Desde entonces, ha vivido obsesionado con la idea de que es imposible estar enamorado sin ser aburrido, sin ser un fracasado, sin envejecer cien aƱos de golpe o dar asco. En Oona y Salinger, su mĆ”s reciente novela, el francĆ©s recupera la relación del cĆ©lebre autor de El guardiĆ”n entre el centeno con Oona Chaplin y nos da una lección de cómo a veces los amores rotos de la juventud se convierten en un fantasma que nos perseguirĆ” toda la vida.
Lolita, de Vladimir Nabokov
Una historia de pedofilia. O una historia de sexo desenfrenado. O una novela erótica. O un canto a la fugacidad de las cosas hermosas⦠Muchas cosas se han dicho sobre Lolita, de Vladimir Nabokov, y nadie es capaz de llegar a una conclusión sobre si esta obra es de una perversidad absoluta o si es la mayor historia de amor del siglo XX. Sea como sea, la relación entre Humbert Humbert y la adolescente Dolores Haze no deja indiferente a nadie. Desde el horror, o desde el cariño: a todos nos conquista.
Cartas de cumpleaƱos, de Ted Hughes
Sylvia Plath metió la cabeza en el horno y se suicidó dejando huĆ©rfanos de madre a dos niƱos pequeƱos. ĀæSus motivos para tal acto? Los biógrafos apuntan varios: sus depresiones, su carĆ”cter incendiario, el fantasma de su relación con su padre, y, sobre todo, Ted. Ted Hughes no metió la cabeza en el horno, pero vio cómo su primera mujer dejaba el mundo despuĆ©s de haberla engaƱado con otras mujeres en varias ocasiones, y despuĆ©s de haber peleado hasta la saciedad. Durante aƱos, despuĆ©s de aquel fatĆdico desenlace, el poeta laureado escribió Cartas de cumpleaƱos, una serie de textos dirigidos a Sylvia, llenos de amor desbordante, de cariƱo y quizĆ”, tambiĆ©n, de arrepentimiento.
La chica a la orilla del mar, de Inio Asano
Dos adolescentes odian su vida en un pueblito marĆtimo de Japón. Sólo les consuela mirar el ocĆ©ano, hablar por el móvil y follar. Ninguno de los dos sabe si se quiere, si verdaderamente estĆ”n enamorados o si en realidad sólo desean ver sus cuerpos temblar y gemir en el suelo de una habitación. Existe el sexo sin amor, dicen. Existe el amor sin esperanza.
Rayuela, de Julio CortƔzar
Puede que para muchos Rayuela pueda ser de todo excepto una historia de amor, pero serĆa injusto para un personaje como La Maga decir que Julio CortĆ”zar no puso todo su empeƱo en conseguir que los lectores nos enamorĆ”ramos tanto de ese personaje femenino y extraƱo como el resto de protagonistas de esta novela que no es tanto una novela como un tablero de juegos. No es extraƱo que para muchos amantes alrededor del mundo el inicio del capĆtulo 7 de Rayuela suponga un autĆ©ntico himno:
āToco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujĆ”ndola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mĆ para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonrĆe por debajo de la que mi mano te dibujaā.