Cada mañana, los pitidos del despertador te recuerdan que tienes que madrugar, prepararte el desayuno, ducharte, elegir el vestuario adecuado, enfrentarse a hordas de personas por conseguir un hueco en el metro o en el autobús y, por último, hacer frente a una larga jornada de trabajo o de aprendizaje.
En muchos casos, este ritual tendrá efectos que notaremos a lo largo del día, por lo que en cualquier caso recomiendo siempre un desayuno de los campeones. Así, si el día se tuerce, al menos podrás afrontarlo con el estómago lleno.
Hablando de consejos, ¿cuántas veces has encontrado con que no puedes untar la mantequilla en nuestra tostada matutina porque estaba demasiado fría y se había olvidado sacarla del frigorífico un rato antes? Bien, pues este truco que veras en el siguiente vídeo desvela una sencilla e ingeniosa manera de hacer que nuestra mantequilla siempre esté lista para untar.