1. Decir “no” a la gente. No te sientas mal por decir “no”. Es mejor que decir “sí” y no estar cómodo haciendo algo, y no tienes que poner excusas para no poder hacer algo.
  2. Aprender a orientarme con norte/ sur/ este/ oeste.
  3. Dejar que la gente acabe sus frases antes de empezar las mías. Las conversaciones fluyen como el agua.
  4. Aprender a negociar. Si piensas en ello, la mayoría de tu vida consiste en negociar, ya sea un mejor trato, un mejor salario, una posición mejor o, simplemente, una vida mejor. Es una habilidad que no te enseñan en la escuela pero que es esencial para tu vida. 
  5. Limpiar sobre la marcha. Es algo pequeño y simple, pero es un cambio tan grande respecto a como la mayoría de gente vive sus vidas que no es fácil abordarlo. La gente siempre me dice lo limpio y ordenado que soy, simplemente porque limpio las cuatro gotas de café que se caen de mi taza al momento.
  6. Pensar dos veces antes de hablar.
  7. Gratificación aplazada. No me precipito a comprar algo flamante que acaba de salir. Tras dormir, a menudo me doy cuenta de que ya tengo algo parecido que todavía me sirve. También puede ser que considere que vale la pena comprar lo nuevo. Pero eliminar el impulso emocional de comprar sin pensar ha sido tremendamente beneficioso para mi salud financiera.
  8. Silenciar mi mente, mantener la boca cerrada, y prestar mucha atención a lo que sucede a mi alrededor y a lo que la gente me dice y se dice entre ella.
  9. He aprendido a perdonarme. Fustigarme por fracasos pasados no cambiará lo sucedido, solo me dejará dolorido por los golpes. He abandonado toda esperanza de un pasado mejor. Controlo quién he sido para que ello no me controle a mi.
  10. Saber tener conversaciones superficiales.
  11. Habilidades para hablar en público. Ser capaz de articular un pensamiento sin decir, “um, pues, bueno, uhh” etc. La gente te toma más en serio, suenas mucho más inteligente y la gente puede comprender mucho más fácilmente tus reflexiones.
  12. Controlar la respiración. No me malinterpretéis, sigo siendo incapaz de meditar en el sentido clásico del término. Y no soy mucho de cosas... metafísicas o místicas. Pero cuando no puedo dormir porque me preocupa algo o le doy vueltas a las cosas, ayuda. Centrarse en inhalar, aguantar la respiración y exhalar contando las veces que lo hago –y mantener el recuento– requiere concentración. Pero no es lo suficientemente interesante como para no quedarte dormido, especialmente porque hace que apartes otros pensamientos.
  13. Pensar y preocuparme únicamente por aquellas cosas de la vida en las que yo puedo influir. Todo lo demás es estrés indebido... y nadie necesita eso.
  14. Desarrollar inteligencia emocional. No estoy seguro de si es una “habilidad”, pero asumo que es algo que puede aprenderse. Reconocer las emociones de los demás tiene muchas ventajas. Realmente puedes mejorar tus amistades, relaciones e interacciones con los demás si eres bueno reconociendo cómo se sienten.
  15. Usar el ratón con la izquierda siendo diestro. Te hace más eficiente en el trabajo y en casa. Puedo tomar notas, escribir cosas básicas y rebuscar entre notas al mismo tiempo que uso el ordenador.
  16. Aprender a amar la soltería. Algunas personas se torturan a sí mismas por la falta de amor o por el amor perdido, otras se obsesionan con encontrarlo o perderlo. Pero, sobre todo, se olvidan de que la felicidad primero viene del interior, y luego de los demás. Esa mierda te comerá vivo.
  17. He aprendido a gestionar mi tiempo. Solía llegar tarde constantemente, de 5 a 15 minutos, hasta que me di cuenta de que ir a todas partes corriendo y seguir llegando tarde me hacía sentir estresado y ansioso (por no hablar del hecho de que llegar siempre tarde es una enorme falta de respeto hacia todos los que han tenido la decencia de llegar a la hora). Pasé un tiempo explorando el tiempo que realmente me llevaba completar tareas básicas. Empecé a prestar atención al tiempo real que se necesita para ir del punto A al punto B. Convertí en prioritario llegar antes de tiempo, y gradualmente ajusté el proceso hasta que llegaba a la hora sin pasarme de pronto. Dejé de dar excusas por llegar tarde, y pronto dejé de tener que dar excusas... Ahora puedo ir en piloto automático y aún así llegar dónde tengo que estar, con todas mis tareas completadas, con 5 minutos de antelación.
  18. Desconectar mi cerebro. Cuando me tumbo para irme a dormir, mi mente no se acelera. Me duermo en un par de minutos cada noche. Dormir bien hace maravillas en prácticamente todos los aspectos de la vida.




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