Abres Spotify o Apple Music y comienzas a escuchar el nuevo disco de tu artista favorito. Sin embargo, no es de carne y hueso: cuando da un concierto no podemos acercarnos a pedirle un autógrafo. Pero da igual, porque canta muy bien. ¿Te imaginas un grupo creado con un holograma o una canción compuesta automáticamente según tu estado de ánimo? Pues ya lo puedes hacer. Y ya lo puedes escuchar.

Hatsune Miku es una cantante japonesa que arrasa en su país. Esta ‘adolescente’ (tiene una edad ficticia de 16 años) capaz de llenar estadios hasta rebosar para sus conciertos se proyecta en una pantalla gracias a un ‘software’ llamado Vocaloid, que sintetiza voces pregrabadas y alojadas en un banco para imitar el canto humano. Incluso existe Miku Miku Dance, una herramienta para crear coreografías con su imagen. De hecho, algunas de las canciones que canta este holograma fueron creadas por sus fans, en vez de por compositores profesionales, como les ocurre a muchos artistas famosos.

Miku saltó a la fama fuera de su país en 2014, cuando actuó como telonera de Lady Gaga en el Madison Square Garden de Nueva York y apareció en el programa de televisión de David Letterman. Tras ello, hizo una gira por varias ciudades escogidas con mimo según la densidad de seguidores que había alcanzado en cada lugar.

Como dice Amy Fineshriber, una artista estadounidense radicada en Japón que actuó como comisaria en una exposición sobre Miku, esta no es más que “una voz y un diseño” que sin embargo es capaz de generar algo muy grande: “Un montón de gente que crea todo tipo de géneros y estilos puede usar Miku como una base común para encontrar el trabajo de otros. Ella es más una comunidad que una cosa”. De hecho, una simple búsqueda en YouTube devuelve miles de creaciones de sus seguidores.

Kaito
No es el único cantante virtual que ha creado la compañía Crypton Future Media. También con Vocaloid se diseñó un cantante masculino, Kaito, que aunque no ha cosechado el éxito de Miku, también tiene sus fans en YouTube. Con el nombre genérico de ‘vocaloides’ se conocen a todas esas creaciones japonesas o surcoreanas que combinan voces reales, sintetizador y modificaciones por ordenador. Una de las gran virtudes de Miku es que su aspecto físico ha ido variando a lo largo de los años, como el de una persona humana (si bien también es verdad que la edad o el peso, unos 40 kilos, se han mantenido inalterables), y a su éxito ayudó que fuera la primera vocaloide que apareciera en concierto.

La técnica de los hologramas también permite que cantantes ya fallecidos puedan estar sobre un escenario, recuperando viejas actuaciones. De hecho, hay quien propone giras enteras con ellos. Así, Judy Garland, quien hace más de 70 años embelesó a muchos cantando ‘Over the Rainbow’, volverá a dar conciertos de esta manera en 2017. 

Detrás de ello estará la empresa Hologram USA, quien ya hizo una gira con el holograma de Dean Martin y ‘llevó’ a Estados Unidos a Julian Assange. Su objetivo es hacer un espectáculo de una hora que se asemeje a un musical de Broadway y en el que actores sobre el escenario se transformen en el holograma de la Garland usando la técnica del ‘motion capture’. Mientras que a lo de Judy Garland solo le falta pulir detalles, Hologram USA se propone otros proyectos, como ‘resucitar’ a Prince, siempre y cuando los fans se lo pidan. De momento, este 2016 está dedicado a Whitney Houston.

Sea de cantantes reales o ficticios, los hologramas no son los únicos que nos hacen plantearnos si en el futuro un puñado de bits recogerán un Grammy. Hay programas informáticos que componen canciones de acuerdo a cuatro pinceladas que decida (ahí sí) un ser humano. Hablamos de Jukedeck. Su funcionamiento es muy simple: seleccionamos el tipo de ritmo que queremos (‘folk’, electrónica’…) y el sentimiento que queremos despertar en el oyente. Por último, se escoge una duración y ya tenemos una base musical a la que solo nos falta añadir una letra. Esta herramienta también es ideal para colocar fondo musical a un vídeo que hemos grabado. Eso sí, la versión gratuita solo permite cinco canciones al mes. La composición es libre y para tener todos los derechos habrá que pagar.

Con Jukedeck, lo que antes tardaba varios días en crearse en un estudio ahora apenas tarda minutos y se hace desde un ordenador personal. No obstante, uno de sus fundadores, Patrick Stobbs, ha dicho que la intención de la herramienta no es sustituir a los humanos, sino democratizar quién puede crear música.

De hecho, hay otras, como Looplabs, que pretenden que cualquier persona tenga su propio estudio de grabación en casa y pueda componer, aunque apenas se tengan conocimientos técnicos o medios para hacerlo. Los temas luego se comparten en Beatport, una plataforma que, según los creadores de la herramienta, tiene 50 millones de visitantes anuales.

Sean vocaloides u otras composiciones creadas con un algoritmo, está claro que a nuestros cantantes favoritos les han salido unos competidores serios. Ahora solo falta saber cuándo bailaremos en las discotecas las composiciones de Jukedeck o gritaremos en el concierto de un holograma creado con Vocaloid. Y, sobre todo, si harán que nos olvidemos de los artistas de carne y hueso.







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