Qué pasaría si...
Qué va a suceder con esto...
Cómo terminará lo otro...
Y una infinidad más de preguntas que si no se sabemos controlar pueden atormentarnos eternamente. Las preocupaciones pueden acompañarnos por unos segundos, minutos, horas o incluso días. En mayor o menor medida, siempre están ahí.
Pero existen mecanismos para lograr que nos afecten menos.
"La preocupación es universal", dice el psicólogo Simon Rego a Fast Company. Y no siempre es mala, porque, como sostiene, "la preocupación nos puede empujar a centrar nuestra atención en las áreas que son importantes para nosotros". Pero si no aprendemos a controlarla también puede ser perjudicial.
Para ello, para que podamos ser dueños de nuestras preocupaciones, Rego ha realizado un estudio en el que ofrece una serie de mecanismos que nos permitan afrontar las preocupaciones y así hacer que nos atormenten menos.
He aquí las cuatro técnicas que propone:
1. Aceptar la incertidumbre.
Muchas preocupaciones surgen cuando empieza la incertidumbre. "Cuando no estamos seguros de cómo van a ir las cosas, nuestra mente genera una gran cantidad de pensamientos como: "qué pasaría si", y, en consecuencia, pensamos en todas las cosas que podrían salir mal".
Por tanto, sugiere que para evitar esta clase de preocupaciones, deberíamos aceptar que hay cosas que podemos controlar y otras no.
La clave está en ser capaz de tener perspectiva e identificar este tipo de pensamientos como mecanismos mentales. "Cuando la mente genera pensamientos de 'y si...' responde solo si son útiles", dice Rego.
2. Divide y conquistarás.
Se trata de organizar las preocupaciones en función de su importancia para entender cuáles son innecesarias y cuáles son útiles. Y cuando identificamos las que realmente son productivas es cuando encontramos soluciones prácticas.
3. Programa tus preocupaciones.
No permitas que la preocupación aparezca cuando se le antoje, sé tu quién decide cuando quieres preocuparte y durante cuanto tiempo.
Aunque pueda parecer paradójico, si dedicamos un determinado momento del día a preocuparnos podemos reducir el tiempo total que destinamos a ello.
"Esto hace que sea más fácil no prestar atención a las preocupaciones cuando surgen, dejándola apuntada para más tarde y devolviendo toda nuestra atención a lo que fuera que estuviéramos haciendo en ese momento", dice Rego.
4. Añadir el mindfullness a nuestra rutina diaria.
La preocupación es algo que habita en el futuro, por lo que si nos centramos en el presente podemos eliminar la preocupación del futuro.Cuando centramos la atención en el presente sin juicios, podemos darnos cuenta de cuando la atención se dispersa y redirigirla al aquí y ahora.
"Puedo preocuparme por algo que puede ser probable o no, o simplemente puedo disfrutar del momento".
Así que "disfrutemos del momento".