Entre las formas más extravagantes de predecir el futuro está la llamada "metoposcopia", un arte creado hacia el siglo XVI y que consistía en adivinar lo que le iba a pasar a una persona leyendo las líneas de su frente. 


Según esta creencia, las arrugas de esta parte de la cara se podían leer igual que las líneas de la mano e incluso se podía encontrar una relación con los astros para describir la personalidad de una persona y cómo le iba a ir en la vida.

Un pequeño librito publicado en 1785 en Alemania por un tal Carl Ludwig Silbermann abundaba en el arte de la metoposcopia e incluía dos plantillas para leer la frente de las personas, una para hombres y otra para mujeres. El sistema, consiste en marcar con tinta las arrugas de la persona y luego poner encima la plantilla para ver qué valores corresponden a cada línea. Y la predicción es parecida a la que hace cualquier echador de cartas o lector de manos, un timo como otro cualquiera, solo que a partir de una parte insospechada del cuerpo.

Si te has quedado con ganas de más, en este PDF tienes fotos y algunas páginas del libro. No te olvides de leerlo frunciendo mucho el ceño.



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