Samsung ha anunciado oficialmente la sustitución de todas las unidades vendidas del Galaxy Note 7. Una medida drástica y sin precedente fruto de una investigación interna sobre los casos reportados de calentamiento e incendio en las baterías de 24 de cada millón de unidades, pero se actúa de forma general por motivos de seguridad. La distribución del terminal y el lanzamiento en nuevas regiones también ha sido cancelado por el momento.
Algunos medios sitúan el problema en una cifra inferior al 0,1% de las unidades, pero sería suficiente para que Samsung pusiera en marcha un programa de devolución de todos los Galaxy Note 7 vendidos hasta la fecha.
También obligaría a retrasar o cancelar el lanzamiento internacional que estaba previsto para la semana que viene. El phablet de Samsung se estrenó en Corea del Sur el pasado 19 de agosto y el Reino Unido apuntaba como la próxima región a comercializar, abriendo las puertas a toda Europa.
Durísimo golpe para Samsung
El Galaxy Note 7 estaba destinado a ser el mejor phablet del mercado. Los primeros análisis apuntaban a un terminal sobresaliente al incluir lo mejor del S7, el diseño Edge y otras características de máximo nivel.
Además, era un arma que Samsung pretendía usar contra una Apple en horas bajas para apuntalar su posición de privilegio a la cabeza del mercado del móvil. El fallo de las baterías puede dar al traste con la estrategia porque según los cálculos de la agencia Reuters podría perder un valor de mercado de 7.000 millones de dólares. Y el iPhone 7 Plus, su competidor directo será presentado la semana que viene.
No todo está perdido. Una retirada global y un programa de sustitución y reemplazo completo sería una muestra de responsabilidad corporativa y del soporte al cliente esperable de una de las grandes tecnológicas mundiales. “Agarrar el toro por los cuernos” por mucho que cueste a corto plazo.