Existen cerca de 700 especies de animales que son bioluminiscentes, es decir, que su cuerpo tiene la capacidad de emitir luz fosforescente. Entre ellas podemos encontrar a este curioso cefalópodo, el Watasenia Scintillans, un diminuto calamar originario de los mares de Japón, de 7 centímetros de longitud y unos 9 gramos de peso.
La capacidtad de este calamar para generar luminiscencia se debe a la reacción química de una enzima, la luciferasa, que produce luz dentro de unas células especiales llamadas fotocitos y se percibe en 800 órganos situados en su manto ventral, otros cinco bajo la zona ocular, y tres en la punta de sus tentáculos.
Este calamar vive la mayor parte del año en las profundidades abisales, pero cada primavera sube a la superficie para desovar. Este momento es esperado con entusiasmo por miles de curiosos... y por los pescadores de Namerikawa, ciudad costera de la bahía de Toyama que ha desarrollado toda una industria basada en este calamar.
Las redes se echan entre marzo y abril, y el volumen de capturas de estos ejemplares fluorescentes oscila entre 5.000 y 7.000 toneladas por año; sus propiedades lumínicas no impiden que sea un plato muy apreciado en la cocina nipona.