Robert De Niro, uno de los actores más meticulosos de la historia del cine, dejó sobradas muestras a lo largo de su carrera de hasta qué punto se toma en serio su trabajo. Formado en las técnicas del Método (escuela creada por Konstantin Stanislavski que ayuda a los intérpretes a canalizar sus emociones y propugna que se identifiquen con sus personajes), el ganador de dos Oscar no dudó en conducir un taxi para preparar su rol en la mítica «Taxi Driver», como demuestra la licencia que se conserva en el Harry Ramson Center de la Universidad de Austin (Texas).

El actor siguió los cauces legales y se sacó la licencia. El documento, expedido a nombre de Robert A. De Niro (la «A» es de Anthony), deja constancia de que tiene permiso para conducir un taxi hasta el 31 de mayo de 1976 (año en que se estrenó la película). Su compañero de reparto Robert Boyle explicó que, inmerso en el rodaje de «Novecento» en Roma, De Niro volaba los viernes a Nueva York. Ya con la licencia, practicó durante varios fines de semana.

El libro «The films of Martin Scorsese and Robert De Niro», de Andrew J. Rausch, recoge una divertida anécdota de las jornadas que pasó el actor al volante. Un pasajero, también intérprete, le reconoció y comentó con tristeza: «Bueno, eso es actuar. ¡Un año el Oscar, y el siguiente conduces un taxi!». Para convertirse en Travis Bickle también visitó los lugares que frecuentaban los taxistas y, por supuesto, perdió una considerable cantidad de peso. 




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