Son raros, muy raros. Y, como ocurre con muchos otros fenómenos de la naturaleza, no los vemos no porque sean de carácter huidizo o esporádico, sino porque no los buscamos. Pero los arco iris lunares (también conocido como arco iris blanco o sencillamente arco lunar) ocurren.
Al igual que sus hermanos diurnos, que se producen por la refracción de la luz solar al atravesar una capa de agua, los arco iris lunares surgen cuando la luz de la luna se encuentra con gotas de agua en el ambiente. La dificultad reside en que la escasa cantidad de luz que llega desde la Luna, dificulta mucho su visión. Por ello hay que buscar sitios despejados, cielos claros, obviamente una luna llena y si es cerca de una catarata, perfecto, ya que las gotas en suspensión facilitan verlos.
Debido a que son muy tenues, aunque estén presenten, puede que no los veamos, pero las cámaras fotográficos si lo logran. Para muestra bastan algunos botones.
