Llegados a una cierta edad, hay dos maneras comunes de darle un empujón a una vida que se ha vuelto demasiado aburrida: puedes tener un hijo, o puedes comprarte un perro.

En el fondo, ambas decisiones persiguen un mismo fin: encontrar un nuevo sentido en ese alguien que "nos acompaña" y nos "necesita" más que nosotros a él.
Y sí, hay un claro componente egoista en esa decisión. Porque en un primer momento no buscamos el bienestar del otro tanto como nuestro propio bienestar por la mera presencia del otro. Pero pronto las tornas se vuelven para ponernos en nuestro lugar...
Tarde o temprano, caemos en la triste realidad: nosotros somos el juguete del pequeño ser que había de venir a salvarnos de la rutina, y no al revés.

Nuestro muñeco animado, nuestra fuente de juego y sorpresa, nos acaba convirtiendo en sirvientes para toda la vida. Lo del hijo se entiende, pero lo del perro...

Ese contraste entre el 'antes y el después' es uno de los asuntos que explora Rupert Fawcett en su serie Off The Leash Dog, un webcomic que nos acerca a la psicología canina poniendo el énfasis en el carácter "juguetón" (o sea, cabrón) y en la personalidad egoista y dependiente del animal.
Aquí unas cuentas pruebas:






















ANUNCIO PATROCINADO



Con la tecnología de Blogger.