
Cerca de las 2 de la mañana, una adorable perrita San Bernardo de 72 kilos llamada Dorée, comenzó a ladrar de manera escandalosa al lado de la cama de su dueño, Jack Damrill en Oklahoma City, Estados Unidos. El hombre, un poco fastidiado por la imprudencia de la San Bernardo, la llevó al piso inferior y rogó que se callara. Pero la noche, simplemente no sería silenciosa y tranquila, ya que al perro, se unió el gato de la casa, con maullidos bastante fuertes que consiguieron capturar la atención de Damrill.