
Dos biólogos marinos estadounidenses, Christine Figgener y Nathan Robinson, salvaron la vida a una tortuga marina que recogieron en aguas de Guanacaste, en Costa Rica, con una pajita de 12 centímetros atascada en una de sus fosas nasales. Los científicos extrajeron el objeto con una especie de pinza durante ocho minutos a bordo de una embarcación en mar abierto, proceso durante el que la tortuga empezó a sangrar, percibiéndose el enrome sufrimiento del animal.