Jonathan Walker, un músico de Leeds, Inglaterra, estaba trabajando en la calle durante la víspera de año nuevo cuando un hombre indigente en silla de ruedas le preguntó si podía cantar con él. El chico, bastante impresionado con la solicitud, terminó por aceptar. Sin embargo, lo que resultó de ese momento de improvisación fue digno de presenciar, aplaudir y ser compartido con el mundo.
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