1. Cena con poca sal.
¿Sabías que la sal te hincha? Si te quieres despertar sintiéndote menos hinchada, definitivamente evita comidas con alto contenido en sodio. Lo que pasa es que la sal permanece en tu sistema durante la noche, por lo que te despertarás más hinchada de lo normal. La mejor opción es cocinar una cena saludable con vegetales al vapor y proteína magra, sin exagerar la cantidad de sal.
2. Haz ejercicio por la noche.
Sudar es igual a perder peso. Te recomendamos ejercitarte en las horas próximas a irte a la cama, tal vez pienses que no podrás dormir. Sin embargo, esto no es cierto; una encuesta realizada en 2013 por la Fundación Nacional del Sueño encontró que las personas más activas tienen hasta 67 por ciento mayor probabilidad de dormir mejor y despertar sin ansiedad, evitando que despiertes con hambre.
3. Prepara tu comida del día siguiente la noche anterior.
Comida de restaurante vs. Comida casera. La comida de cualquier restaurante contiene más del doble de calorías que deberías consumir en una sentada. Sabemos que con las prisas de la mañana, ¿quién tiene tiempo para prepararse su comida? Aléjate de todas esas calorías extras preparándote tu comida la noche anterior. (Puedes intentar con una deliciosa ensalada de atún o pollo).
4. Toma suficiente agua.
Tomar agua es igual a eliminar líquidos retenidos. Los líquidos limpian tu sistema, lo que te ayudará a deshacerte de cualquier resto de agua que estés reteniendo. Pero, como no te querrás despertar a media noche para correr al baño, deja de tomar una hora antes de irte a dormir.
5. Asegúrate que tu cuarto esté completamente oscuro.
Oscuridad para perder peso. Al momento de dormir nuestro cuerpo produce una sustancia llamada melatonina. Esta ayuda a tu cuerpo a producir más hormonas quema-grasa. Como nuestro cuerpo produce melatonina naturalmente, asegúrate de no interrumpir su producción con luces artificiales (lámparas, veladoras).
6. Baja la temperatura de tu recámara.
¿Frio igual a bajar de peso? La idea de quemar calorías mientras duermes puede parecer demasiado buena para ser cierta, pero un estudio del National Institute of Health Clinical Center descubrió que es verdad. Las personas que duermen en una habitación a menor temperatura (frio), queman hasta siete veces más calorías que aquellas que duermen en temperaturas más elevadas (caliente).