A los artistas españoles mainstream, parece, se les hace muy difícil salirse de su zona de confort. Ana Belén y Víctor Manuel, que estuvieron recientemente en Montevideo; Alejandro Sanz, más allá de algunos pequeños riesgos que ha tomado; Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, por supuesto: todos tienen un modelo que les funciona bien, y que eligen no cambiar.

A José Luis Perales, en líneas generales, le pasa lo mismo, y por eso su flamante Calma es un disco que está bien... porque es Perales. Canta como siempre y las melodías suenan modernas y tienen algunos toques estadounidenses (arreglos apenas más jazzeros), pero no son precisamente innovadoras.

En las letras, por ahí, está la diferencia mayor. Hay menos historia de amor y más relato variado, que a Perales como cantante le sientan bien. Además, si hay algo que transmite su voz es Calma, así que el concepto del disco está claro y funciona.









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