Aunque sea inmunda, tenés que saber de qué se trata y como te liberás del bicho pues, si ya no debutaste, puede que eso ocurra en estas vacaciones. 
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No andes por ahí buscando una mosca como la de la foto,  porque no es una mosca la que te zampa el parásito, sino un mosquito; un mosquito cualquiera porque a la “Dermatobia hominis” le viene bien cualquiera de ellos, con tal que tenga la costumbre de picarnos cuando nos hacemos una siestita en algún balneario de Rocha. Quizás este parásito y los incendiarios destructores de bosques, sean  lo único malo que tiene ese formidable departamento.
Cuando yo era muchacho, suponíamos que la “mosca del gusano” era una porquería que nos venía desde el otro lado de la frontera; ni siquiera del Chuy o Santa Victoria del Palmar, sino de mucho más adentro del país vecino. Pero ahora, se registran casos en Maldonado y hasta en Canelones, como si la mosca hubiera comenzado a migrar siguiendo el supuesto “calentamiento global”.
También veo que se hacen un drama y que poco menos que te mandan a un quirófano para que te saquen al inmundo gusano, cuando en realidad basta un pedacito de esparadrapo (cinta adhesiva) cubriendo  el orificio por donde el bicharraco asoma para respirar. Pasadas 24 horas, retirás la tira y si lo hacés con habilidad es casi seguro que el gusano sale, pegado al adhesivo. Otros aseguran que da mejor resultado fijar un pedazo de tocino, pero a mí me parece que se agrega otra inmundicia sobre la piel. Sin embargo, es de toda lógica que el gusano penetre el tocino buscando aire y allí se quede hasta que vos lo retires.
¿Y tenés que aguantarte al gusano comiéndote vivo durante 24 horas, en lugar de sacarlo ya mismo a los tirones? Sí señor, conviene  aguantar… o ponerse abundante éter o novocaína, para que a vos no te duela y logres desmayar al bicho y sacarlo directamente con una pinza. Pues bien, yo tengo una larga experiencia con esta “mosca del gusano” y dejame que te recomiende el esparadrapo.
Pero esos anestésicos disminuyen la posibilidad de que el gusano, desesperado por la falta de aire, se acurruque y quede pegado al adhesivo tras su muerte. Entonces, cuando retirás el esparadrapo, también sale ENTERO el gusano. Si tenés que tironear, es posible que parte del gusano te quede dentro del agujero que cavó. Y eso te puede producir infecciones, además de que es otra inmundicia más. Sacado el esparadrapo y el gusano, ahora sí, date una refrescante biaba del desinfectante que más bronca te dé.
El peligro son justamente las infecciones, que no suele causarlas ni el mosquito ni el gusano, sino otros agentes que aprovechan la herida abierta.
Ahora hablemos un poco de este bicho, el Dermatobia hominis, con la información que proporcionó el Dr. Pablo Pera Pirotto en una nota que publicó nuestro hermano mayor, El País impreso y abundando un poco más con fuentes que también se mencionarán al final, como es costumbre.  La responsabilidad en última instancia le corresponde a una mosca grande, de color negro azulado, con cabeza y patas amarillentas. Pero no es ella la que pica e implanta el huevo, porque no tiene ningún órgano capaz de provocar la herida inicial.
Fijate que ingenio el de la inmunda Dermatobia: se agarran al primer mosquito (ocasionalmente también moscas) que pasa cerca y lo inmovilizan abusando de su tamaño, hasta que le implantan entre 15 y 30 huevos. Luego ese huésped pasajero se posa en vos para darte una probadita de sangre, momento en que  el calor de tu cuerpo pone en acción a las larvas. Una de e ellas puede colonizar la picadura del mosquito o la herida hallada por la mosca, haciendo su hogar en el tejido subcutáneo. Las larvas no tienen mucha preferencia, pueden colonizar gente, ganado vacuno, perros y gatos y con mucha frecuencia a tus hijos, que solo se dan cuenta de lo que pasa cuando les pica mucho lo que parece un granito con boca abierta, como un volcán en miniatura.
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Entonces te llaman y vos no podés dar crédito a lo que estás mirando. Por el agujerito asoma cada tanto un inmundo gusano. Entonces, horrorizada/o, apretás con los pulgares y lográs que el gusano asome más… pero no conseguís arrancar otra cosa que los gritos de tu hijo o el aullido desesperado de tu perro.
Te advierto que terminás de meter la pata y para que resistas esa natural tentación, es que estamos escribiendo este artículo. Fijate la facha del gusano, con un montón de ganchos en la grotesca cintura. Todas las moscas de gusano que yo ví y combatí como amante de la costa rochense, tenían además, dos ganchos mucho más grandes en el extremo opuesto, en la profundidad de tu carne, prendidos a ella con notable eficiencia. Algunas ilustraciones muestran otros que no tienen esos dos ganchos finales, lo que me hace pensar que hay más de una variedad.  Si seguís haciendo fuerza, reventarás al gusano y parte de él quedará en el fondo de la herida, con las consecuencias previsibles.
Si lo tenés en la cabeza,  donde no es posible fijar el esparadrapo sin afeitar el cabello, habrá que intentar retirarlo entero con pinza. Pero no olvides luego desinfectar en abundancia.
¿Y si fueras un horrible padre y no hicieras absolutamente nada? Te servís otro whisky y le pegás unos gritos al nene molestoso; es decir, en el caso de que fueras un inconsciente total, o como en el caso de un vacuno, no tuvieras a nadie que se ocupe de vos; entonces lo que ocurriría pasadas ocho semanas, sería que la larva ya desarrollada sale por sus medios del nido y se arroja al suelo, se transforma en crisálida y luego en mosca para continuar su ciclo. Sin ninguna otra consecuencia que la molestia y el asco.
Porque es muy raro que el gusano cause una infección, pues exuda una sustancia milagrosamente antibiótica. La naturaleza no haría algo contrario a su sino, que es el de reproducir y reproducir, lo bueno, lo malo y lo peor. Porque no es tan santita, ella. Por eso, pasaría casi desapercibido si no fuera por su necesidad de asomar para respirar.
Si hay infección, no lo dudes un instante, llevá al nene a un médico.  Te recetarán algún antibiótico y algún tratamiento local. Quizás sepa extraerla aspirando  con una jeringa de goma luego de adormecerla. También hay que ir a un médico cuando el gusano se instala en lugares tan recónditos como debajo de una uña,  en el cuero cabelludo o, en la peor de las desgracias, en la comisura de un párpado, cosa que no es frecuente, pero tampoco tan extremadamente rara como se podría suponer.
¿Cómo se puede evitar este parásito? ¿Te sirve que te diga que no vayas nunca más a la playa? ¡Claro que no te sirve! El gusano será inmundo, pero no ir a la playa no está en la esencia de ningún uruguayo, mejor andá tratá de no dormir sin algún pijama que te cubra bastante, dale de punta a los espirales y todo el arsenal antimosquito y tené presentes estas recomendaciones. ¡Decile no a los pulgares! ¡No apretes al gusano!
Averiguamos un poco más sobre este bicho

DE ATREVIDO NOMÁS, ME ANIMO SUPONER QUE NO ES UN BICHO ORIUNDO SINO IMPORTADO Y POR LO QUE ENCUENTRO EN INTERNET, PARECE QUE ESTÁ MUY EXTENDIDO EN AMÉRICA LATINA. EN MÉXICO LO CONOCEN COMO “MOYOCUIL”, EN PROVINCIAS ARGENTINAS LA LLAMAN “URA”, EN COLOMBIA LE DICEN “NUCHE” O “TÓRSALO”; EN BRASIL LA CONOCEN COMO “BERNE”.

También la llaman “Rezno” o “Mosca de la muerte”, pero tengo la sospecha de que estamos hablando de variedades ligeramente diferentes, aunque a todas les asignan el nombre científico de Dermatobia hominis. Se la podrá considerar asquerosa y molesta, pero mortífera no es. Una de las fuentes asegura que puede penetrar el cuero cabelludo y llegar al cerebro, agresión inimaginable para nuestra mosca del gusano, que no podría penetrar el hueso ni podría respirar en el caso de que llegara a él. Tampoco te sorprenda que en internet se publiquen disparates.
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