En los tiempos de Charles Darwin la vacuna contra la viruela de Edward Jenner ya había dado extraordinarios resultados, pero seguía habiendo personas que se oponían a su uso.
Desde que la vacunación empezó a practicarse a finales del siglo XVIII, sus oponentes han mantenido que las vacunas no funcionan, que son o pueden ser peligrosas, que en su lugar debería hacerse énfasis en la higiene personal, o que las vacunaciones obligatorias violan derechos individuales o principios religiosos. Desde entonces, campañas contra la vacunación han dado como resultado daños innecesarios y muertes en masa.
Los argumentos religiosos contra la inoculación ya existían incluso antes del trabajo de Edward Jenner; por ejemplo, en un sermón de 1772 titulado "La Peligrosa y Pecaminosa Práctica de la Inoculación", el teólogo inglés Reverendo Edmund Massey argumentaba que las enfermedades son enviadas por Dios para castigar el pecado y que cualquier intento de prevenir la viruela a través de la vacunación es una "operación diabólica". Algunos anti-vacunacionistas aún fundamentan su postura en sus creencias religiosas.
Leyendo el libro que Darwin escribió en la memoria de su abuelo ("Mi abuelo Erasmus", Ed. Laetoli) el naturalista recuerda que éste defendió su uso y ayudó a los habitantes de Derby a prepararse contra las epidemias de esta terrible enfermedad.
En un momento determinado Charles Darwin arremete contra los antivacunas en un párrafo que fue censurado por sus familiares en la edición original y que solo hace unos años se pudo recuperar. Creo que habla por sí solo:
Si esos intolerantes que ahora se oponen a la vacunación tuvieran en cuenta noticias como las dadas más arriba acerca del anterior arraigo y terrible malignidad de la viruela, quizá desconfiasen de sus propios juicios; pero es probable que sean demasiado ignorantes para darse cuenta de su propia ignorancia. Parece ser que siempre ha habido personas cuya mente está tan trastornada que se opondría a cualquier práctica, a pesar de la importancia de sus beneficios y de la certeza de los datos relativos a ella y por mejor confirmadas que estén sus teorías.
Un pequeño ejemplo de que muchas cosas han cambiado en el mundo desde el siglo XIX, pero otras siguen estando más o menos igual.