Aunque los perros han estado acompañando a los seres humanos por lo menos 16,000 años, sabemos sorprendentemente poco sobre ellos, sobre todo cuando se trata de sus emociones. Investigadores de la Universidad de Brigham Young, encontraron que tu perro deja de confiar en ti cuando estás enojado.
Esta es la primera vez que los investigadores han estudiado cómo nuestros amigos caninos en realidad responden a nuestros estados de ánimo cambiantes.
Para el estudio, el profesor de psicología Ross Flom, llevó a cabo dos experimentos en los que examinó cómo los perros reaccionaron a emociones tanto positivas como negativas. En primer lugar, observó cómo los perros reaccionaron a un gesto apuntando al mismo tiempo que señala la persona actuó feliz. A continuación, se observó reacciones de los perros a una persona que utiliza un tono enojado mientras que lo señala.
Cuando la persona señala algo, el perro inmediatamente busca lo señalado. Esta acción, de acuerdo con Flom, muestra que el perro confía en la persona lo suficiente para explorar una zona desconocida por primera vez. Sobre la base de la rapidez con que el perro reaccionó a esta señal, Flom fue capaz de determinar su nivel de confianza.
Descubrieron que los perros retrasaron sus reacciones cuando la persona estaba visiblemente enojado, lo que sugiere que los perros no confían en sus amos humanos tanto cuando son percibidos como locos. Flom también asegura que las señales vocales positivas no aumentaron los tiempos de reacción de los perros, pero las emociones negativas que las retrasan significativamente.
La verdadera lección aquí es que si quieres que tu perro obedezca a las señales, deberás hablarle con un tono de voz normal o feliz; de lo contrario, la respuesta se retrasa.
Descubrieron que los perros retrasaron sus reacciones cuando la persona estaba visiblemente enojado, lo que sugiere que los perros no confían en sus amos humanos tanto cuando son percibidos como locos. Flom también asegura que las señales vocales positivas no aumentaron los tiempos de reacción de los perros, pero las emociones negativas que las retrasan significativamente.
La verdadera lección aquí es que si quieres que tu perro obedezca a las señales, deberás hablarle con un tono de voz normal o feliz; de lo contrario, la respuesta se retrasa.
Después de esto, científicos llegan a la conclusión de que los perros usan nuestra emoción y tono para determinar a qué velocidad debe seguir un orden. Lo extraño es que, incluso cuando la persona está enojada, el perro siempre seguirá el gesto de señalar.