En las representaciones habituales de la evolución se suele representar un pez que sale del agua, desarrolla patas y termina convirtiéndose en un anfibio que luego evoluciona hacia otras formas. Todas estas formas de vida "caminantes" se conocen como tetrápodos e incluyen a anfibios, reptiles, aves y mamíferos como nosotros los humanos. Por supuesto, la secuencia animada de la evolución no es más que una simplificación, pero apunta una idea que los científicos aceptan de forma general y que podría ser errónea: los tetrápodos no fueron los primeros en aprender a caminar, sino sus antepasados inmediatos, los sarcopterigios o peces de aletas lobuladas.
Uno de ellos podrían ser los peces pulmonados africanos o 'lungfish', de la especie 'Protopterus annectens', que son capaces de levantar su cuerpo del fondo del fango con sus dos finos miembros pélvicos y caminar. En otra palabras, los primeros pasos en la superficie de nuestro planeta se dieron dentro del agua y no fuera.
Así lo cree un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago, que han estudiado a fondo la fisonomía y el comportamiento de este 'lungfish' y han comprobado que sus finos miembros no sólo les ayudan a levantar el cuerpo, sino también a propulsarse hacia adelante.
Este interesante estudio sugiere que muchos de los desarrollos necesarios para la transición del agua a la tierra pudieron haber ocurrido mucho antes de que los primeros tetrápodos dieran sus primeros pasos hacia la orilla. Las aletas lobuladas de los antepasados de los peces pulmonados y los tetrápodos podrían haber evolucionado a patas traseras, dotándolos de la capacidad de caminar sobre el sustrato del fondo de un lago, o un pantano, millones de años antes de que aparecieran los primeros animales terrestres.







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