
Un día particularmente malo le mandaron un mensaje de texto diciendo: “Suicídate”. Él respondió que lo haría y solo recibió como respuesta ser ignorado o alentado. Todo terminó con un atroz disparo de escopeta y así una vida más se extinguió porque nadie tuvo la voz para detener lo incorrecto. Nadie tuvo la voluntad de buscar a alguien que pudiera hacer algo. ¡Pero esto no debe ser así! Todos podemos ayudar, detener el abuso es tarea de todos y es necesario alzar la voz a tiempo.