
Día con día las personas con Síndrome de Down luchan por integrarse en la sociedad. Hemos conocido casos increíbles como el de la joven que se volvió una exitosa modelo, el chico que tiene su propio restaurante y da empleo a otros con su condición pero no podemos negar que en muchos lados estas personas siguen siendo discriminadas. Hannah Bright, una estudiante de Ohio, Estados Unidos fue testigo de un caso de estos.
La chica acudió al mercado que estaba cerca de su casa a comprar algunos artículos de limpieza y comida, desde que llegó a la universidad ese lugar se había convertido en uno de los sitios que más frecuentaba y ahí conoció a John, un joven con Síndrome de Down que trabajaba como empacador.
Al principio Hannah sintió curiosidad pues John se comportaba como cualquier otra persona, era muy amable con los clientes, siempre listo para ayudarles en lo que necesitaran y con el paso del tiempo se hicieron amigos. John era inocente como un niño y siempre le hablaba de usted, esto hacía sentir muy mayor a Hannah pero no le dio mucha importancia al asunto.
Cierto día Hannah fue a realizar sus compras, llevó sus bolsas para no usar las de plástico y estaba terminando de pagar, John le preguntó si podía usar las bolsas para guardar lo que compró y Hannah dijo que no pues se percató de que estaban rotas. Mientras John empacaba la mujer que estaba detrás de Hannah le dijo que se apurara, Hannah respondió que acababa de pagar las cosas y John no estaba haciendo nada malo.
La mujer le preguntó a Hannah que si ella también era lenta como John y le dijo “la gente especial como ustedes debería de dejar de molestar a la gente normal”. John intentó defenderla y le dijo a la mujer que Hannah no era “no lista” pues iba a la universidad y señaló su uniforme. Hannah agradeció el gesto y le dijo a la mujer que era el mejor empacador de la tienda por el cuidado con el que hacía su trabajo.
La mujer seguía molesta, John le ayudó a Hannah a cargar las bolsas, la mujer pidió hablar con el encargado y Hannah insistía en que John no había hecho nada malo. Justo cuando John se despidió de Hannah, la señora dijo “Mongolo”. Fue entonces cuando el cajero intervino, había visto toda la escena y con mucha calma le dijo a la mujer “No vamos a servirle por discriminación hacia un empleado valioso y un cliente habitual. Puede dejar su compra aquí, ya la devolveremos a las estanterías más tarde. Por favor, váyase”.
La mujer se alteró más, rompió una estantería y otros empleados tuvieron que sujetarla mientras esperaban que llegara la policía. Las personas que estaban en la fila la veían con horror y John estaba muy preocupado, pues pensaba que Hannah no volvería al mercado.

Hannah le dijo que sin falta regresaría la próxima semana, John respondió con una sonrisa y ahí terminó el incidente. Sin duda cuando alguien es especial como John no hay manera de opacarlo y las personas como esa mujer necesitan aprender a convivir ¿has visto algo similar?
Fuente: Nolocreo